Conocer la hepatitis y actuar ya

Este ha sido el llamamiento de la OMS a las autoridades y profesionales de la salud y a la población para difundir información sobre esta infección, y promover la realización de pruebas de laboratorio y aplicación del tratamiento para lograr reducir las muertes evitables por estas infecciones prevenibles y tratables.

El Día Mundial contra la Hepatitis, el 28 de julio de 2016, es una oportunidad para redoblar los esfuerzos nacionales e internacionales de lucha contra esta enfermedad e instar a los asociados y a los Estados Miembros de la OMS a que presten su apoyo a la aplicación de la primera Estrategia Mundial del Sector de la Salud contra las Hepatitis Víricas para 2016-2021, aprobada en la 69º Asamblea Mundial de la Salud, en mayo de 2016.
La nueva estrategia contiene las primeras metas mundiales con respecto a las hepatitis víricas, entre las que se encuentran la reducción de los nuevos casos de hepatitis B y C en un 30% y la reducción de la mortalidad en un 20% para 2020.
Las principales medidas consistirán en ampliar los programas de vacunación contra la hepatitis B; mejorar la seguridad de las inyecciones, transfusiones e intervenciones quirúrgicas; ampliar los servicios de "reducción de daños" para los consumidores de drogas por vía parenteral, y el aumento del acceso al diagnóstico y tratamiento de las hepatitis B y C.

Conoce las hepatitis y actúa ya


En el Día Mundial contra las Hepatitis de 2016 la OMS hace un llamamiento a los formuladores de políticas, los profesionales sanitarios y la población para que "conozcan las hepatitis y actúen ya".
La Organización insta a las personas a que se informen sobre la infección, tomen medidas positivas para saber si están infectadas mediante la realización de pruebas, y busquen tratamiento para reducir las muertes evitables por estas infecciones prevenibles y tratables.
Las hepatitis víricas (A, B, C, D y E) son un grupo de enfermedades infecciosas que afectan a millones de personas en todo el mundo, causan hepatopatías agudas y crónicas, y matan a cerca de 1,4 millones de personas al año, en su mayoría por hepatitis B y C. Según las estimaciones, solo el 5% de las personas con hepatitis crónica saben que están infectadas, y son menos del 1% quienes tienen acceso al tratamiento.

Situación en Argentina 

Tanto la hepatitis A como la B tienen vacunas gratuitas incluidas en el Calendario Nacional de Vacunación. Asimismo, existe tratamiento disponible para las hepatitis B y C. La detección temprana mediante un análisis de sangre permite tratarlas y controlarlas a tiempo.
En nuestro país se estima que alrededor del 2% (aproximadamente 800 mil personas) de la población pudo haber estado en contacto con el virus de las hepatitis B o C.
La implementación de un conjunto de políticas desde el Ministerio de Salud de la Nación ha permitido disminuir en los últimos años los casos de hepatitis de 60.000 a 500 anualmente, y reducir los casos de hepatitis fulminante por hepatitis A.
Otro dato revelador es que desde el año 2007 no se requieren trasplantes de hígado en niños a causa de esta enfermedad. Asimismo, entre los años 2008 y 2009, no se registraron casos de trasplante hepático por hepatitis A en Argentina.

Programa Nacional y vacunación



Desde el año 2012, el Ministerio cuenta con el Programa Nacional de Control de las Hepatitis Virales, a través del cual se acciona en materia de promoción, prevención y de capacitación especializada sobre el tema para equipos de salud.
La vacuna contra la hepatitis A forma parte del Calendario Nacional de Inmunizaciones para los niños de 1 año, o niños que nacieron a partir de 2005 (en el caso de no haberla recibido al año de edad). También para los grupos de riesgo previa evaluación médica.
A partir del año pasado, el Estado Nacional universalizó la vacuna contra la hepatitis B. En el año 2000, dicha vacuna fue incorporada al Calendario Nacional de Vacunación pero sólo para los recién nacidos. Por decisión del Gobierno Nacional, el año pasado se amplió la cobertura a fin de que todos los ciudadanos puedan iniciar o completar el esquema de inmunización contra esta enfermedad a cualquier edad.
También desde el año 2012 la medicación para tratar este tipo de hepatitis es gratuita y universal en todos los hospitales y centros de salud del país.

FABAInforma dialogó con el Dr. Jorge González, Bioquímico Jefe del Servicio Hepatitis y Gastroenteritis, del Departamento de Virología del Laboratorio Nacional de Referencia del Instituto Malbrán, quien se refirió a las metas de la OMS recientemente enunciadas en la reunión de sus miembros en mayo último para la eliminación de la hepatitis C.
"Es todo un desafío teniendo en cuenta que no hay vacuna contra la hepatitis C y esa esperanza está dada por el éxito de las últimas drogas que alcanzan un 95 a 98% de eficiencia", dijo. Y –agregó–el pasado 30 de junio la FDA de los EEUU aprobó una nueva medicación antiviral que no depende del genotipo infectante (hay 6 gentotipos del virus de la hepatitis C). Estas nuevas drogas simplificarían el tratamiento porque no hay que determinar el genotipo del virus. Son antivirales muy específicos que atacan los puntos replicativos del virus.
El especialista explicó que "la ventaja de estas últimas drogas sobre las que se venían usando (combinaciones de dos antivirales distintos con interferón, por ejemplo) es que atacan enzimas diferentes del virus y que la respuesta sube al 95 a 98% sin interferón por lo que se evitan los efectos adversos de este último. La administración es oral (1 o 2 comprimidos diarios) y un tratamiento de tan solo 3 meses. Y la tasa de respuesta es casi del 100%. Y además –enfatizó– lo inédito es que se elimina el virus a diferencia de otras infecciones virales como el HIV en la que el tratamiento controla la infección y debe ser aplicado de por vida".
Sin embargo, ante estas buenas noticias hay otros aspectos que empañan estos logros. En primer lugar–señala González– está la barrera económica a pesar de ser muy efectivos son tratamientos caros y en segundo término que la infección no presenta síntomas, es una enfermedad silenciosa y por lo general se llega tarde al diagnóstico porque el paciente acude a la consulta cuando ya está instalada la cirrosis.
"Otro de los aspectos que atentan contra la eficacia de un tratamiento es la adherencia al mismo y la posibilidad de generación de resistencia a esos tratamientos largos de la infección crónica".
En referencia a la situación de la Argentina, González aclaró que "los cinco virus de la hepatitis –A, B, C, D, y E– circulan en nuestro país aunque los de mayor número son los A, B y C". Y –agregó– con la aplicación de la vacuna contra la hepatitis A a partir de 2005, ha disminuido enormemente la infección registrándose en 2004 de 40.000 a 50.000 casos por año y en 2016 de 20 a 30 casos/año, casos que por lo general son pacientes extranjeros de países limítrofes que no están vacunados".
En cuanto a la infección por hepatitis B y C "seguimos teniendo casos porque es una enfermedad asintomática", dijo. 
Desde noviembre de 2000 la vacuna para la hepatitis B fue incorporada al calendario de vacunación del recién nacido.
En 2003 el calendario la indica para varones y mujeres de 11 años de edad para completar planes incompletos.
En 2012 se adopta el criterio de vacunación universal para hepatitis B a partir de los 20 años de edad. "Sin embargo, a pesar de que hay buena disponibilidad de vacunas en la adolescencia no es tan buena la cobertura", dijo González.

El rol del laboratorio



Para González, el rol del laboratorio es fundamental porque aporta a identificar infectados. Y el lema de la OMS ha sido "detectar para curar".
"Todo individuo debería hacerse un test para hepatitis C. Habría que ir por el screening universal porque es una infección asintomática y las posibilidades de contraer la infección no solo es por el consumo de drogas endovenosas sino por prácticas médicas invasivas no seguras que pueden ocurrir por falta de material descartable", señaló el especialista del Malbrán.
González coincidió con el planteo de la OMS para trabajar en cuatro ejes principales de un programa global para darle batalla a las hepatitis y que consiste en:

1- Movilizar recursos, y generar alertas a la comunidad
2- Tener datos propios para implementar políticas que se ajusten a esos datos
3- Prevenir la infección. Capacitar a los recursos humanos
4- Screening, cuidado médico y tratamiento.


Transmisión de las hepatitis

Las hepatitis se transmite por el contacto con la sangre, secreciones corporales (saliva, sudor, lágrimas) de una persona infectada a otra; por tener relaciones sexuales sin preservativo (a través del semen y secreciones vaginales/anales); y de madre a hijo durante el parto. La hepatitis A, además puede transmitirse al estar en contacto con el agua, alimentos u objetos contaminados con materia fecal.
La mayoría de las veces las hepatitis no producen síntomas y la enfermedad pasa inadvertida, por lo que sólo se la pude diagnosticar mediante análisis de sangre. Sin embargo, una persona infectada puede llegar a manifestar síntomas como cansancio, fiebre, nauseas, vómitos, dolor abdominal, orina oscura, heces claras, color amarillento de piel y mucosas, entre otros. Las hepatitis B y C pueden evolucionar en formas crónicas y producir enfermedades en el hígado como cirrosis, insuficiencia hepática o cáncer de hígado.

Mensajes clave del Día Mundial contra la Hepatitis 2016

• Conoce las hepatitis - ¿estás en riesgo?
Las hepatitis víricas afectan a 400 millones de personas en el mundo y, dada la magnitud de la epidemia, todos estamos en riesgo.

• Conoce las hepatitis - hazte pruebas
Se estima que el 95% de las personas con hepatitis no saben que están infectadas. Las pruebas para detectarlas son complejas y pueden ser caras; además, la capacidad de laboratorio es reducida en muchos países.
No obstante, las directrices sobre la realización de pruebas de detección de las hepatitis que publicará próximamente la OMS asesorarán a los países sobre la adopción de estrategias más simples que les permitirán ampliar los servicios necesarios para realizar esas pruebas.

• Conoce las hepatitis - busca tratamiento
El desconocimiento y el escaso acceso a los servicios de tratamiento de las hepatitis a nivel mundial significa que la mayoría de las personas que necesitan tratamiento no lo reciben.
Más del 90% de las personas con hepatitis C pueden curarse completamente en un plazo de 3 a 6 meses.
El tratamiento apropiado de las hepatitis B y C puede evitar la aparición de las graves complicaciones, potencialmente mortales, de las hepatopatías crónicas: la cirrosis y el cáncer de hígado.
En opinión de la OMS, la ampliación del tratamiento permitirá salvar 7 millones de vidas entre 2015 y 2030, con los consiguientes beneficios económicos para las comunidades.

Alertas de la OMS

Según la OMS, sólo uno de cada 100 enfermos de hepatitis en el mundo está siendo tratado de la infección y de cada 20 infectados sólo uno es consciente de padecer la enfermedad.
"El mundo ha ignorado los riesgos de la hepatitis", afirmó la directora general de la OMS, la doctora Margaret Chan, quien ha pedido a los estados miembros que tomen medidas para mejorar el conocimiento sobre la enfermedad, y aumentar el acceso a las pruebas diagnósticas y al tratamiento. "Es hora de movilizar una respuesta global contra la hepatitis en una escala similar a la generada para combatir otras enfermedades transmisibles como el VIH/sida y la tuberculosis", sostuvo.
Según las estimaciones de la OMS, en el mundo hay 400 millones de personas que están infectadas con hepatitis B y C, lo que supone más de 10 veces el número de personas que viven con el VIH. Se estima que 1,45 millones de personas murieron de la enfermedad en 2013, un dato muy por encima del casi millón de 1990.

Países comprometidos

En mayo de 2016, en la Asamblea Mundial de la Salud, 194 gobiernos adoptaron la primera Estrategia mundial del sector sanitario sobre la hepatitis viral y acordaron los primeros objetivos de la historia mundial. La estrategia incluye como objetivo el tratamiento de 8 millones de personas con hepatitis B o C para el año 2020.
Asimismo, se comprometieron a reducir a largo plazo las nuevas infecciones por hepatitis virales en un 90% y reducir el número de muertes debido a la hepatitis viral en un 65% en 2030 a partir de 2016.
"Tenemos que actuar ahora para evitar que la gente siga muriendo innecesariamente de la hepatitis", señaló el doctor Gottfried Hirnschall, director del departamento de VIH/sida de la OMS y el Programa Mundial de la Hepatitis. "Esto requiere una rápida aceleración del acceso a los servicios y medicamentos para todas las personas que lo necesitan", añadió.


Un tratamiento muy eficaz para hepatitis C
La OMS reconoce que su estrategia es ambiciosa pero, afirman, "las herramientas para lograr los objetivos ya están a mano". Así, recuerdan que existe una vacuna y un tratamiento eficaz para la hepatitis B. Y, aunque no existe una vacuna para la hepatitis C, ha habido un progreso en el tratamiento de la enfermedad en los últimos años gracias al desarrollo de medicamentos orales, los antivirales de acción directa que hacen posible la curación de más del 90 por ciento de los pacientes durante los 2 a 3 meses de tratamiento.
Sin embargo, lamenta el organismo sanitario, "en muchos países, las corrientes de políticas, regulaciones y precios de los medicamentos ponen este tratamiento fuera del alcance de la mayoría de los pacientes".
Con todo, algunos países están buscando la manera de conseguir el tratamiento. En algunos casos consiguiendo un descenso del precio de medicamentos para la hepatitis C, o mediante genéricos. "En 2015, un análisis preliminar estimaba que 300.000 personas que viven en países de bajos y medianos ingresos habían recibido tratamiento con nuevos antivirales para la hepatitis C".
Es el caso de Egipto - un país de ingreso medio bajo, con una de las tasas de prevalencia más altas del mundo de la hepatitis C-, donde 200.000 personas fueron tratadas durante los últimos 12 meses, allí el precio del tratamiento de la hepatitis C para cada persona bajó de los 900 dólares en 2014 a los 200 en 2016.

La prevención de la hepatitis

En cualquier caso, la OMS sabe que uno de los mayores esfuerzos de los países miembros a la hora de acabar con la hepatitis debe ser en la prevención. Por este motivo, recuerda que hepatitis B y C son infecciones se transmiten a través de sangre contaminada así como también a través de agujas y jeringas contaminadas en el entorno médico y entre las personas que se inyectan drogas. Además, los virus también pueden ser transmitidos a través de relaciones sexuales sin protección y de una madre infectada a su hijo recién nacido.
Desde 2014, 184 países vacunan a los recién nacidos contra la hepatitis B como parte de sus planes de vacunación. "Se trata de un importante aumento en comparación con los 31 países de 1992, el año en que la Asamblea Mundial de la Salud aprobó una resolución recomendando la vacunación mundial contra la hepatitis B", admite la OMS.
Además, la implementación de estrategias de seguridad de la sangre, incluyendo control de calidad garantizado de todos los componentes de donaciones de sangre y utilizados para la transfusión, puede ayudar a prevenir la transmisión de la hepatitis B y C.

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